DE MI AMIGO DEVOTO RITVIK, ANIRUDDHA DASA Y DIFUNTO DE GUATEMALA, ALGO QUE ENCONTRÉ ENTRE MIS NOTAS
¡En la intimidad de una conversación, Panchadravidra Maharaja (hoy, Bhakti Pavan Janardana Swami) me dijo indignado: “¡Él no tiene excusa ahora! ¡Él no tiene excusa ahora!” [He has no excuse now! He has no excuse now!]. Me lo repitió dos veces para ser enfático. Y luego prosiguió: “¡Él no tiene ningún derecho de asociarse con D.! Srila Prabhupada personalmente lo regañó en público por asociarse íntimamente con una mujer. ¡Él ya era un sannyasi, y Srila Prabhupada le impartió una instrucción directa para que no se volviera a asociar íntimamente con mujeres!”Para ese entonces, yo era uno de los testigos de la relación que el sannyasi aludido —que a la sazón se desempeñaba como supuesto “acharya” y flamante GBC de Florida y de buena parte de Latinoamérica— ilícita y libidinosamente mantenía con una discípula suya oriunda de Brasil. El sannyasi no tuvo escrúpulos de literalmente imponer esta relación a todos los vaisnavas que vivían en el templo. Cuando en una ocasión yo, con las mejores intenciones, le advertí que todos los devotos y devotas estaban turbados y sinceramente preocupados por la manera tan mundana e íntima cómo se relacionaba con esta joven y atractiva discípula, él me respondió: “Eso lo dices tú porque estás proyectando tu mentalidad materialista en mí. Estando tú en mi lugar, ¡tú seguramente la querrías disfrutar!” A alguien a quien tanto la soberbia como el deseo de complacer los sentidos ha cubierto la inteligencia, ¡ni los mismos dioses pueden persuadirlo de no recurrir en sus malas andanzas! En un intento de mitigar el clima de crispación que prevalecía en la comunidad, el sannyasi le ordenó a un discípulo con mentalidad ovejuna que se casara con ella. Ella no quería para nada casarse con él; no obstante, para tratar de cumplir la “orden” de su “gurudeva”, pidió un compás de espera para relacionarse con el “novio” que le habían encajado. Al cabo de unas semanas, la muchacha, con mucho amor propio y perspicacia, le dijo al sannyasi: “¡Este hombre es poco menos que un sonso! Yo espero más de un hombre…”. El sannyasi una vez más cogió en el aire la insinuación que le hizo la discípula. En realidad estas insinuaciones, sutiles y saturadas de argucia femenina, eran lo que verdaderamente alimentaba la atracción de aquel por ella. Antes de presentarse ante su gurú (en muchas ocasiones, por períodos que rebasaban las 8 horas al día), ella se acicalaba muy bien (con saris de seda y cholis muy escuetos) para realzar su hermosura. Tras rechazar de plano al J. das, el sannyasi le pidió a su secretario personal que se desposara con ella, aceptándola como segunda esposa. Este secretario siempre ha sido un yes-man, así que en un “noble” intento de acallar el escándalo que se hacía cada vez mayor, no muy convencido, pero leal al fin, aceptó la “instrucción” de su también “gurudeva” (si bien recibió primera iniciación de Srila Prabhupada).Yo fui el encargado de ir a procurar los enseres y demás parafernalia para celebrar el “sagrado” yajña. Recuerdo bien ir a un parque de golf cercano para cortar ramas de mango y hojas de plátano. Una vez arreglado el altar de sacrificio, un frívolo y confabulado Bir Krishna Goswami ejecutó la ceremonia de matrimonio. Pero claro, todo era una pantomima. Previo a la consumación del matrimonio, el sannyasi advirtió categórica y terminantemente a su secretario de que no podía convivir íntimamente con su nueva esposa. No podía haber sexo. ¡Era un matrimonio de sacrificio para ambos contrayentes! Para promover el avance espiritual de ella. La única razón de ser de la chica era convertirse en objeto de placer “trascendental” para el sannyasi. A la que casi se le cae el mundo encima fue a la primera y legítima esposa del secretario. Una devota muy seria. Poco después de la “boda”, en varias ocasiones la vi llorando. De hecho, entró en un estado de depresión.Cuando esta devota, la casta esposa del secretario, no pudo tolerar más que su marido siquiera hablara a solas con la sacrificada, amenazó terminar la relación con su marido y largarse. De inmediato se adoptaron medidas de control de daños: el sannyasi dio por finiquitado el matrimonio espurio para satisfacción de todas las partes implicadas. [El sannyasi orquestó un tercer matrimonio consecutivo de la devota. ¡Vaya, qué manera de instaurar el sanatana-dharma! Pero los detalles de este episodio los dejamos para otra ocasión, si merece la pena. Baste con lo dicho]. Con todo, el sannyasi jamás renunció a seguir relacionándose íntima y lascivamente con La Chica de Ipanema, lo cual es una paradójica verdad, toda vez que ella nació en Rio de Janeiro… Cuando Panchadravida Maharaja me hizo el comentario anotado al principio, yo estuve totalmente de acuerdo con él. De hecho, “la atracción fatal” entre el sannyasi y su discípula eran la comidilla de todo el mundo, incluso, de aquellos allende de la zona. Para hacer esta descripción más autoritativa e irrefutable, he de contarles que el propio sannyasi me narró personalmente el episodio de cómo Srila Prabhupada lo regañó en público por haber hablado a solas con una mujer. Para conocimiento y beneficio de todos aquellos que han adoptado o adoptarán la sagrada orden de sannyasa, a continuación les relato la anécdota, o más bien, la memorable lección que impartió yuga-acarya Srila A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada: El evento tuvo lugar durante las reuniones anuales de la GBC del año 1975. Poco antes del amanecer, Srila Prabhupada, junto con un grupo escogido de discípulos, salía del complejo de Mayapur Chandrodaya para dar sus caminatas matutinas. En un día en particular, el sannyasi de nuestra historia –—que para ese entonces fungía como GBC para Latinoamérica—, amaneció con una fiebre muy alta. Por tal razón no pudo participar en la caminata, como solía hacerlo. Una devota venezolana estaba muy pendiente de que el sannyasi cumpliera con el ofrecimiento que le hizo en lo relacionado con recomendarla a Srila Prabhupada para que le confiriera primera iniciación. Era esencialmente para recibir esa iniciación que ella había hecho el largo viaje de Caracas hasta India. Como había arribado al santo dhama el día anterior, la madre diligentemente se dio a la tarea de localizar al sannyasi para informarle de su llegada y, de paso, recordarle que por favor la incluyera en la lista de devotos que recibirían primera iniciación el día de Goura-Purnima. Con el propósito de localizar al sannyasi, la madre se acomodó en las afueras del templo, en un punto lo suficientemente bueno como para identificar a todos los que componían el grupo que esa mañana en particular acompañó a Srila Prabhupada a dar su caminada por las pintorescas veredas aledañas a Mayapur Chandrodaya Mandir. Tras verificar que el sannyasi no estaba presente en el grupo, ella proactivamente decidió indagar al respecto Un devoto le dijo que una buena idea era que tratar de encontrar al sannyasi en su dormitorio, ubicado en el que hoy se conoce como edificio de “Loto” [Lotus building]. Este edificio era la infraestructura residencial que albergaba no sólo los aposentos de Srila Prabhupada, sino los cuartos de todos los GBCs, sannyasis y demás directivos del movimiento fundado por Srila Prabhupada.La madre llegó a la entrada del edificio, donde empiezan las gradas que conducen al segundo piso. Trató de ingresar, pero un fornido brahmacari se lo impidió: “Aquí solamente entran Srila Prabhupada y los sannyasis”. Entonces la madre le explicó su situación al brahmacari. Humildemente le pidió que por favor fuera al dormitorio del sannyasi para averiguar si éste se hallaba ahí o no. El brahmacari asintió. Tras tocar la puerta, el brahmacari pudo comprobar que el sannyasi efectivamente se encontraba recluido en el cuarto, padeciendo una fiebre muy alta. Seguidamente le explicó el motivo de haberlo importunado. El sannyasi respondió: “Dile a la dama que en unos segundos bajó para hablar con ella”. Dicho y hecho: el sannyasi se abrigó apresuradamente y caminó hasta el descanso de las gradas del primer piso. Desde allí le indicó a madre que subiera. Ella subió unos cuantos escalones, y él bajo otro tanto. Y allí, teniendo como testigo al brahmacari y quizás a un par de devotos más, el sannyasi trabó una corta conversación en español con la madre. Una acción aparentemente inocua. Ninguna mala intención ni de ella ni de él. Unos breves namaskara y reiteración de pedido por parte de la madre, y un saludo de bienvenida y asentimiento por parte del sannyasi.Cuando Srila Prabhupada regresó con su comitiva a la entrada del edificio “Loto”, el brahmacari, ni tardo ni perezoso, aprovechó la dorada ocasión no sólo para tener el néctar de comunicarse personalmente con Su Divina Gracia, sino para informarle de la que él asumía era una infracción por parte del sannyasi. ¿Qué diantres se habían dicho en un idioma que desconocía? “What!! —exclamó Srila Prabhupada con su voz de trueno—. ¡Llama de inmediato a _____ Maharaja!”. El sannyasi, semidormido y sorprendido, llegó a toda prisa ante Srila Prabhupada y le ofreció respetuosas reverencias a sus pies. Mientras estaba encuclillado ofreciendo reverencias y musitando el pranama-mantra de Srila Prabhupada, éste súbitamente, ante la mirada expectante de todos los devotos acompañantes, ¡alzó su tridanda y la dejó caer con fuerza hacia la parte posterior de la cabeza del sannyasi! Justo un instante antes de asestar el golpe, Srila Prabhupada detuvo a secas el movimiento descendiente de su vara (en realidad, son tres, pero amarradas y forradas con una banda de tela anaranjada). El sannyasi, atónito y todavía de rodillas, reparó cómo Su Divina Gracia había simulado un porrazo en su cabeza. Acto seguido, Srila Prabhupada comenzó a fustigar fuertemente al sannyasi delante de todos: “¿¡Eres un sannyasi y hablas a solas con una mujer!? ¡Esto es imperdonable!...” Srila Prabhupada le dedicó una reprimenda de padre y muy señor mío.Inicialmente, tras escuchar las primeras frases de Srila Prabhupada, el sannyasi trató de interrumpir: “But, Srila Prabhupada, I just…”. Pero para Srila Prabhupada no había excusa válida. Y por ello prosiguió su enconada reprensión. “¡Un sannyasi jamás debe hablar íntimamente con una mujer! ¡Chaitanya Mahaprabhu prohibió que un sannyasi se asociara con el sexo opuesto. Incluso Chotta Haridas, que es un asociado eterno del Señor, fue expulsado…” Srila Prabhupada, el guardían del sannyasa-dharma, impartió una imperecedera lección no solamente al sannyasi, sino a los demás sannyasis que estaban a su alrededor. A decir verdad, ¡a todos los sannyasis de la posteridad! A pesar de tremendo regaño; a pesar de ser específica y personalmente instruido por Srila Prabhupada de la imposibilidad de un sannyasi de relacionarse íntimamente con mujeres, este sannyasi no tuvo ni la integridad, ni la decencia, ni el dominio de sí para acatar la orden de acharya más excelso que haya pisado la faz de la Tierra.Después del incidente de Mayapur, este mal llamado sannyasi siguió y sigue relacionándose íntimamente con mujeres. ¡Ah!, pero, ¡cómo le gusta recibir la alabanza y adoración reservadas únicamente al paramahamsa, al devoto puro del Señor! Un devoto argentino que vive en Alachua me contó cómo en 2008 personalmente vio al mentado sannyasi caminando a solas con una fémina. El devoto acababa de aparcar su coche en el estacionamiento de un banco ubicado en la periferia de Gainsville. El sannyasi supuso que jamás lo pillarían en un sitio tan apartado.Sin embargo, cuando el sannyasi vio que el devoto argentino salía de su coche, digamos como a unos veinte metros de distancia, abruptamente dio un giro de 180º y dirigió sus pasos en la dirección opuesta. Dejó que la mujer entrara sola en el banco para realizar la transacción. Tras salir del banco, y creyendo equivocadamente que el devoto no lo había visto, el sannyasi de nuevo, descaradamente, volvió a colocarse a un costado de la mujer y prosiguió su marcha campante. Como si nada. Y, ¡éste es el maestro espiritual cuya fotografía adoran al pie del altar sus seguidores ciegos! ¡Qué patraña! Encima, ¡con la aprobación e indolencia de la corrupta y acomodaticia GBC, incluyendo, claro, a Guru Prasad Swami! ¡Oh, qué has hecho Maya-devi! Como dice una vieja y linda canción que compuso Havi (venezolano también): “¡Te llevaste el amor!, ¡no dejaste pureza! ¡Mira lo que has hecho, Diosa!” Para finalizar. El nombre del supuesto sannyasi —vergüenza para Srila Prabhupada y toda nuestra honorable sucesión discipular—, es: Hridayananada das. El nombre de la devota venezolana que inadvertidamente, cual instrumento en manos del destino, dio lugar a la lección magistral que impartió Srila Prabhupada, es: Nitya-lila devi dasi.¡Todas las glorias al glorioso yuga-acarya que hizo realidad el deseo más querido (mano-bhistam) de Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura, las maravillosas y auspiciosas profecías de Srila Bhaktivinoda Thakura, y las palabras de la Propia Suprema Personalidad de Dios, Sri Chaitanya Mahaprabhu, de que el Santo Nombre de Krishna sería cantado en todos los pueblos y aldeas de la Tierra, Srila A.C. Bhaktivedanta Swami Maharaja Prabhupada!
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"To do things hastily and incorrectly is not good. Anything valuable takes a little time to come into existence. Therefore there is no harm in waiting for the best thing. But everything is well that ends well: That should be the principle."
Prabhupada Letters :: 1969.
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"Hacer las cosas de afán y mal no es bueno. Algo valioso toma un poco de tiempo para llegar a existir. Por lo tanto no hay daño en esperar lo mejor. Pero si algo va bien termina bien. Ese debe ser el principio".
Cartas de Prabhupada :: 1969.