El Mono Empalado 9
- Gerar link
- X
- Outros aplicativos
Por
Prabhupadanuga
-
CAPÍTULO SEGUNDO
FE CIEGA. EL MESIAS Y LA BANDA DE MOTT STREET
Howard Wheeler, un bohemio alto de tez palida,con gafas de pasta, fue el primero que
lo detectó. El viejo con su cabeza afeitada estaba caminando por la calle
Houston en New York. Su rostro tenia rasgos profundos , su cabeza
rapada y sus cejas arqueadas, pero irradiada una cierta energía que lo
hacia parecer mucho mas joven. con gran agilidad iba esquivando los
borrachos y los charcos de orina de las aceras y parecía imperturbable
ante la basura, mas bien parecía un nativo del Bowery.
El anciano
se acercaba y la excitación de Wheeler crecía por momentos. Algo le
decía que debería tratarse de un sannyasi, un monje hindú de los que han
renunciado al mundo. A Wheelar le complacía la idea de pensar en un
sanniasi como un muerto viviente del materialismo. Las almas visibles de
los creyentes que han renunciado a todas sus posesiones, han cortado todo
tipo de relación con sus hijos, se han auto-proclamado célibes y
deambulan errantes a la busquedad de Dios.
En india el voto es tan
comprometedor y decisivo que quien este a punto de tomar sannyasi debe
aparecer ante la corte donde se le lee su testamento. El magistrado lo
declara muerto según las leyes civiles.
Corria el mes de junio de
1966. Wheelar andaba a la búsqueda de un sannyasi de verdad durante
años, se podría decir que no había hecho otra cosa toda su vida. Era en
verda un lector voraz que había completado un doctorado en literatura
inglesa por la Universidad de New York. Se había leído a Thoreau,
Emerson y Whitman. Sin olvidar a Camus, Sartre, Aldous Huxley y también
había estudiado a S. Agustin, los Sutras Bhudistas así como el Bhudismo
Zen. Se sentía influenciado por todas esas lecturas y muchas de ellas
habían supuesto para el un verdadero desafío, pero se podía afirmar que
ninguna de ellas lo había satisfecho plenamente. Había habido, no
obstante un libro que le había tocado su fibra mas sensible: EL Bhagavad
Gita, el equivalente hindú del Koran , la Torah o la misma Biblia. Se
trata en realidad de un manual para descubrir a Dios. El personaje
central es Arjuna, el representante de la humanidad. Se encuentra
perplejo y confundido y frustrado porque se veía abocado a tener que
enfrentarse en una guerra fratricida contra sus primos y allegados. Es
su auriga quien le explica el porque dicha batalla debe ser llevada a
cabo y otras muchas cosas mas. De repente, Arjuna, un auténtico hombre
de acción, se da cuenta de que su auriga no es otro que Krshna, el Señor
del Universo, quien le puede abrir las puertas de la alegría eterna, la
bienaventuranza y el conocimiento. "Permiteme convertirme en tu
discípulo. Me postro a tus pies. Instrúyeme"
Al igual que Arjuna,
Wheeler estaba deseoso de emprender su singladura espiritual, postrandose
de rodillas y rindiendose completamente. Buscando pues a un tal sannyasi,
él y su compañero Heith Ham, habían emprendido un viaje a India el
verano pasado, pero el viaje resulto ser un autentico desastre. Habian
encontrado decenas de sannyasis vestidos de azafrán. La mayoría de ellos
ni siquiera hablaban ingles, otros permanecían distantes e
inabordables, no queriendo contaminarse juntandose con jóvenes
americanos que los acribillaban de preguntas filosóficas. Los sannyasis
mas cultivados que hablaban inglés, solían desempeñar sus funciones como
administradores de pequeños templos en ciudades como Bomabay o Delhi.
Para Wheelar y Ham se trataban mas bien de "funcionarios" que de
auténticos renunciantes o gurus.
"¿No dejaría de ser una grotesca
paradoja que después de haber recorrido medio mundo, venga a descubrir a
mi guru en pleno barrio del Bowery? Esa era la idea que tenia en mente
cuando se acercaba a aquel anciano sannyasi que bajaba por la calle
Houston. Cuando lo tuvo cerca lo abordó , pero su mente se quedó en
blanco y no pudo pronunciar ninguna palabra, tal era su ansiedad.
"¿Es Ud
indio? le preguntó por fin. "Si , ciertamente" respondió el anciano. "He
venido aqui para enseñar el Bhagavad Gita. ¿Conoces ese libro?
"Me lo sé casi de memoria" fue la respuesta de Wheeler.
"Estupendo, dijo el anciano, tal vez podrías ayudarme. Acabo de
alquilar una habitación cerca de aquí para mis clases. Tal vez tu
podrías acompañarme y decirme si es adecuada o no."
Wheelar marchaba
un paso mas atrás que su acompañante, hasta que llegaron al 26 de la
Segunda Avenida. El local era mas bien cutre, con las ventanas cubiertas
de mugre y un montón de basura que cerraban el acceso a la entrada
principal. Sobre la puerta de cristales colgaba un letrero que rezaba:
"Regalos Incomparables", dibujado con letras psicodélicas y sobre la
cristalera se veía un pequeño anuncio que decía: A.C. Bhaktivedanta
Swami dará clases de Bhagavad Gita los lunes, miércoles y Viernes de 19 a
21h.
¿A que no sabéis lo que acabo de descubrir? Anunció en voz
alta en cuanto estuvo de vuelta a su húmedo apartamento de la calle Mott
y que compartía con Heith Ham. Un swami. Todo un swami hindú en la
calle Houston."
Ham guardó un respetuoso silencio. Sabia
perfectamente que no había que hacer ningún comentario cuando Wheeler se
apasionaba con algo. Ambos habían convivido desde que llegaron a New
York para estudiar: Wheeler lo hizo en la Universidad, mientras que Ham
pretendia sacarse un doctorado en Historia de las Religiones en la
Universidad de Columbia. Eran un poco los líderes de una banda de
bohemios moradores del East-Village, a quienes les gustaba llamarse a si
mismo "La Banda de la Calle Mott", quienes pululaban en torno a aquel
andrajoso apartamento que compartían en la susodicha calle. Los miembros
de la "banda" eran todos jóvenes , elegantes y distinguidos,
intelectuales de salón. Por la noche se juntaban en los cafés y bares de
la calle MacDougal o Christopher para escuchar las disertaciones
pseudo-intelectuales de Keith Ham.
Ham no se parecía en nada al
típico asesino a sueldo. Normalmente caminaba siempre con un bastón, con
su estomago dilatado se parecía mas bien a gnomo, el resultado de un
ataque de polio en su infancia. Se sentaba repantigado, escuchando a
algún poetastro o artista frustrado que disertaba sobre arte o religión.
Entonces, cuando han debatido entre ellos hasta la saciedad, era Ham
quien tomaba la palabra, para rematar la faena. Con su voz entrecortada y
chillona los confundía por completo, citando fuentes que ellos
desconocían errores de lógica de los que ellos ni se habían percatado.
Su habilidad para debatir era tal que sus amigos amenazaban con
llevarselo a Washinton Square para debatir con los recién llegados
mientras que ellos pasaban la gorra entre la concurrida audiencia.
Armados pues con este aire de superioridad e intelectualismo que la
Banda de la Calle Mott fueron a poner a prueba al swami de Wheeler. Se
habían reservado aquella velada. Se sentado tranquilamente en el suelo,
mientras la vieja "reliquia" atacaba su rapsodia. Entonces Keith
preguntaría una seria de preguntas que el swami no seria capaz de
responder. O mas bien Keith sorprendería al swami con una seria de
puntos básicos que el viejo no hubiera ni tan siquiera sometido a su
consideración. Una vez terminada la sesión, se irían todos juntos a
tomarse unas cervezas y se echarían unas risas a costa de la ultima
víctima de la dialéctica de Keith.
Seis miembros de la Banda y otra
media docena de curiosos ociosos estaban allí sentado en sus
correspondientes esterillas en aquel local vacio cuando de pronto
aparece el swami. Se paro a quitarse las zapatillas, paso por delante del
auditorio con los pies descalzos y se sentó frente a ellos. Wheelar
observaba a sus amigos. Todos estudian el menor movimiento del swami con
verdadera curiosidad. Sus impertinentes tesituras parecían haberse
evaporado, incluso antes de que el anciano dijera una sola palabra.
Wheeler sonrió.
El swami agarro entonces un par de crótalos y empezó
a tocarlos creando al instante un contagioso chin-chin-chin. Con una
voz profunda y pura empezó a cantar el maha-mantra, exactamente como
lo había hecho miles de veces anteriormente en India. Mucho antes de que
el swami terminara de cantar, el auditorio se habían quedado ya con la
copla. Les había perforado la mente como una cacioncilla pop pegadiza. El swami
parecía que estaba al corriente de todo eso. Estaba allí sentado
apaciblemente, mientras con sus ojos estudiaba detenidamente a todos y
cada uno de los presentes.
"Krishna es Dios. Dijo por fin ,
rompiendo el silencio. No tan solo una mera encarnación de Dios, sino el
Señor Supremo de todo el universo. Es una persona, eternamente joven, un
chico juguetón de piel azul. Su nombre significa " la fuente de todo
placer."
"Existen muchas maneras de acercarse a Dios, prosiguió, una
de ellas es a través del trabajo, karma yoga, otra a través del
conocimiento, jñana yoga y también por el cuerpo, hata yoga. El swami
dijo que el había venido a America para presentar una nueva forma de
yoga, mucho mejor que los otros. Se trataba de bhakti-yoga. Una vía para
llegar a Dios a través del amor y la devoción. Bhakti, según el swami,
era muy superior, ya que el amor es mas potente que el intelecto o el
cuerpo, porque enfatiza el servicio a Dios, incorporando al karma yoga y
propone una forma simple de vivir, incluyendo incluso a hatha-yoga.
Bhakti, según el swami, es lo que Krshna enseña a Arjuna en el Gita.
El inglés del swami era un poco duro. Le suele añadir "ing" a las palabras que no lo requieren. ("Krishna es el significado, debe verse la verdad.") Pero ello no era óbice para
mantener al auditorio boquiabierto, cuando se refería a la historia del
Señor Chaitanya Mahaprabhu( 1486-1533) el fundador del bhakti-yoga.
Chaitanya no era sino un arrogante maestro de escuela en Bengal, antes
de que se convirtiera en devoto de Krshna. Bengal, en aquel entonces
estaba bajo el dominio turco y el islam era la religión oficial,
mientras que el hinduismo y sus adherentes eran considerados inferiores.
Pero el fervor religioso de Mahaprabhu era tal que logró convertir
hasta el mismo gobernador turco.
Mientras escuchaba la clase, Keith
Ham se percató que el swami era un fundamentalista hindú, uno que
creía que la guerra descrita en el Gita era un acontecimiento histórico.
Pero eso no le preocupaba demasiado. Aunque él sabia que la mayoría de
comentaristas concebían el relato como una metáfora de la lucha interna
que se establece entre la naturaleza baja y la otra mas elevada, se
sentía, no obstante a gusto con esta visión radical y nunca la había en
verdad rechazado por completo.
La mayor parte de la vida de Ham, sus
estudios en Columbia en busca de la verdad espiritual, se habían visto
configurados como un rechazo al fundamentatlimo de la Iglesia Baotista
que representaba su padre. Pero no se trataba tanto una revuelta contra
la ortodoxia paterna ya que a Ham le gustaba eso. En toda su
sofisticación el buscaba el absoluto. Se sentía complacido de que tanto
el swami como su padre estuvieran ambos convencidos de poseer la verdad.
La diferencia entre ambos predicadores era que su padre enseñaba
apoyandose en el miedo y el castigo, su Dios era un dios vengativo, el
Jehovah de barba blanca, mientras que el swami predicaba el amor; su
Dios era un personaje gozoso, juguetón y sensual, un jovenzuelo de piel
azulada .
Ham y Wheeler intercambiaron sus miradas. No había
necesidad de hablar. Ambos sabían que habían por fin encontrado su
maestro espiritual.
La clase termino y el swami le pidió a todos que le acompañararan en el
canto del maha-mantra. Explicó primero que Krshna y sus nombres son la
misma cosa. Hare es el espíritu del Señor, la energía infinita que se difunde
por todas las entidades vivientes, mientras que Rama es otro nombre
del Señor que significa el disfrutador supremo. Cuando uno canto los
nombres del Señor es Él mismo quien se encuentra en nuestros labios.
Hemos establecido un lazo directo.
Ham, Wheeler e y el resto de la
pequeña audiencia intentaron cantar el mantra. Al principio lo hacían
con una cierta intermitencia por falta de familiaridad, pero cuando se
vieron atrapados en el ritmo empezaron a cantar mas y mas fuerte. Muy
pronto algunos borrachos y gente de paso empezaron a asomarse por la
mugrienta ventana para ver que es lo que pasaba allí dentro. Movian sus
cabezas cuando veían a los hippies allí sentados en el suelo con las
piernas cruzadas y cantando. El canto se paró de repente. Sin deshacer
la postura, Prabhupada recogió su esterilla, se inclino respetuosamente y
abandonó el local. Los miembros de la Banda de la Calle Mott echaron
una monedas en un castillo de mimbre y se fueron paseando por la Segunda
Avenida. Nadie profirió un solo comentario, como era habitual entre
ellos. Volvieron al apartamento de Ham y Wheelar y todos se preguntaban
porque se sentían tan bien. El ingles del swami era difícil de seguir.
No se trataba de un locuaz evangelista, hablaba en un tono monótono y a
veces resultaba incluso pedante, pero así y todo era algo que
transportaba.
Hans Kary estaba tumbado en su litera del cuarto piso
de Hobben (New Jersey) etudiando la portada del 15 de octubre de 1966 la
revista The East Village, donde habían publicado una fotografía
bicolor de un hombre con la cabeza rapada y vestidura hindú. Estaba allí
en pie, cerca de un árbol en pleno parque de Tompkins Square hablando
a una multitud de anormal.
"Salvemos el planeta tierra" decía a
grandes titulares. ¿"Quien es este tipo un marciano ecologista? Pensó
para sus adentros." Se va a cargar New York si no lo hacemos nosotros
antes" ¿Acaso pretende limpiar el East River" ?
Kary abrió la
publicación que tenia en sus manos y empezó a leer: "En solo tres meses,
Swami A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupadaha conseguido convencer a la
mas dura de todas las audiencias- bohemios, marijuaneros, adictos al LSD
y hippies, de que Él conoce el camino que conduce a Dios: "Desconecta.
Empieza a Cantar y Rindete" Asi empezaba el artículo. "Esta nueva rama
de hombre santo, con el debido respeto hacia el Doctor Timothy Leary se
presenta con un titulo de "Conciencia Expandida que es mas placentera
que el mismo LSD, mas barata que la marijuana y menos ajetreada que el
alcohol. ¿Como es esto posible?
A través de Krshna, según el Swami.
Por si fuera poco, Kary seguía rumiando sus pensamientos, este
personaje esta lejos de hacer un solo dólar vendiendo mantras, como el
Maharsi, que mas que hablar, relinchaba. Este hombre esta con el pueblo.
En verdad que merece ser seguido de cerca.
Un hombre atractivo con
pómulos sobresalientes y ojos marrones profundos, Kary recogía su
cabellos oscuros en cola de caballo, pero echaba chispas cuando alguien
lo confundía con un hippy ya que estos no eran otra cosa que vagos, sin
la menor disciplina que se drogaban y decían solo necedades. Esta no era
en verdad su condición.
Nacido en 1941 en Brunswick, en la Alemania
nazi, Kary recibió una educación ejemplar. Su padre le inculcó desde la
infancia que sin disciplina no se podía conseguir nada en esta vida.
Su padre habia sido un chef de cocina que habia cocinado en una ocasion
para Hitler. Cayó en desgracia despues de la guerra y por esa razón
tuvo que exiliarse a Estados Unidos en 1946. Su familia se asentó
temporalmente en Florida, donde el padre trabajo como pastelero jefe del
hotel Palm Beach, cuyas exquisitas preparaciones fueron degustadas por
el mismísimo presidente Kennedy y otra celebridades.
Hans fue un
alumno brillante en el instituto y mas tarde eligió la Escuela Naval
porque siempre se consideró un hombre, nunca un niño y deseaba recorrer
el mundo no precisamente sentado en una butaca de clase turista. Pero
con el tiempo su estancia en la Armada le resultó intolerable no porque
no estuviera preparado para recibir ordenes, lo que realmente no
soportaba era recibir ordenes de los idiotas.
Una vez que se vio
libre del compromiso militar quería a toda costa borrar esa triste
memoria y decidió convertirse en artista y para ello alquiló un
apartamento en la zona mas bohemia de Koboken, New Jersy. En la Armada
había estudiado fotografía y pudo así ganarse la vida como fotógrafo
"free-lancer", mientras tomaba cursos de pintura. Durante un tiempo
estuvo compaginando la fotografía y la pintura. En su mismo edifico
conoció a Helana y no tardaron en ponerse a vivir juntos. Se casaron y
ella pasaba muchas horas intentando enseñarle a pintar. Al final se
rindió a al evidencia de que nunca llegaría a ser un buen artista y
llegó incluso a odiar a todo el circulo de amigos pintores de su mujer
considerandos un atajo de egoístas imbéciles.
Hans Kary estaba tumbado en su litera del cuarto piso de Hobben (New Jersey) etudiando la portada del 15 de octubre de 1966 la revista The East Village, donde habían publicado una fotografía bicolor de un hombre con la cabeza rapada y vestidura hindú. Estaba allí en pie, cerca de un árbol en pleno parque de Tompkins Square hablando a una multitud de anormal.
"Salvemos el planeta tierra" decía a grandes titulares. ¿"Quien es este tipo un marciano ecologista? Pensó para sus adentros." Se va a cargar New York si no lo hacemos nosotros antes" ¿Acaso pretende limpiar el East River" ?
Kary abrió la publicación que tenia en sus manos y empezó a leer: "En solo tres meses, Swami A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupadaha conseguido convencer a la mas dura de todas las audiencias- bohemios, marijuaneros, adictos al LSD y hippies, de que Él conoce el camino que conduce a Dios: "Desconecta. Empieza a Cantar y Rindete" Asi empezaba el artículo. "Esta nueva rama de hombre santo, con el debido respeto hacia el Doctor Timothy Leary se presenta con un titulo de "Conciencia Expandida que es mas placentera que el mismo LSD, mas barata que la marijuana y menos ajetreada que el alcohol. ¿Como es esto posible?
A través de Krshna, según el Swami.
Por si fuera poco, Kary seguía rumiando sus pensamientos, este personaje esta lejos de hacer un solo dólar vendiendo mantras, como el Maharsi, que mas que hablar, relinchaba. Este hombre esta con el pueblo. En verdad que merece ser seguido de cerca.
Un hombre atractivo con pómulos sobresalientes y ojos marrones profundos, Kary recogía su cabellos oscuros en cola de caballo, pero echaba chispas cuando alguien lo confundía con un hippy ya que estos no eran otra cosa que vagos, sin la menor disciplina que se drogaban y decían solo necedades. Esta no era en verdad su condición.
Nacido en 1941 en Brunswick, en la Alemania nazi, Kary recibió una educación ejemplar. Su padre le inculcó desde la infancia que sin disciplina no se podía conseguir nada en esta vida.
Su padre habia sido un chef de cocina que habia cocinado en una ocasion para Hitler. Cayó en desgracia despues de la guerra y por esa razón tuvo que exiliarse a Estados Unidos en 1946. Su familia se asentó temporalmente en Florida, donde el padre trabajo como pastelero jefe del hotel Palm Beach, cuyas exquisitas preparaciones fueron degustadas por el mismísimo presidente Kennedy y otra celebridades.
Hans fue un alumno brillante en el instituto y mas tarde eligió la Escuela Naval porque siempre se consideró un hombre, nunca un niño y deseaba recorrer el mundo no precisamente sentado en una butaca de clase turista. Pero con el tiempo su estancia en la Armada le resultó intolerable no porque no estuviera preparado para recibir ordenes, lo que realmente no soportaba era recibir ordenes de los idiotas.
Una vez que se vio libre del compromiso militar quería a toda costa borrar esa triste memoria y decidió convertirse en artista y para ello alquiló un apartamento en la zona mas bohemia de Koboken, New Jersy. En la Armada había estudiado fotografía y pudo así ganarse la vida como fotógrafo "free-lancer", mientras tomaba cursos de pintura. Durante un tiempo estuvo compaginando la fotografía y la pintura. En su mismo edifico conoció a Helana y no tardaron en ponerse a vivir juntos. Se casaron y ella pasaba muchas horas intentando enseñarle a pintar. Al final se rindió a al evidencia de que nunca llegaría a ser un buen artista y llegó incluso a odiar a todo el circulo de amigos pintores de su mujer considerandos un atajo de egoístas imbéciles.
- Gerar link
- X
- Outros aplicativos
Comentários
Postar um comentário
"To do things hastily and incorrectly is not good. Anything valuable takes a little time to come into existence. Therefore there is no harm in waiting for the best thing. But everything is well that ends well: That should be the principle."
Prabhupada Letters :: 1969.
.............................................................................
"Hacer las cosas de afán y mal no es bueno. Algo valioso toma un poco de tiempo para llegar a existir. Por lo tanto no hay daño en esperar lo mejor. Pero si algo va bien termina bien. Ese debe ser el principio".
Cartas de Prabhupada :: 1969.